Este histórico hotel de lujo situado en el corazón de la ciudad y directamente a orillas del Rin, cuya ubicación ya lo convierte en un destino fascinante,  ofrece a sus huéspedes un auténtico viaje en el tiempo.

Nacido en la selva ecuatoriana, Oldemar Zurita no descubrió la existencia de una civilización hasta los doce años. Sus antepasados pertenecían a los pueblos indígenas Shuar y Achuar.  Actualmente, este hombre de 43 años es padre de tres hijos y es uno de los empleados con más antigüedad del «Les Trois Rois».

«La vida era de una libertad increíble en la selva», comenta Oldemar. Después, cuando comenzó a ir a la escuela, dejó de tener las cosas tan claras. Su abuelo, que era chamán, decía: «No tienes que pensar tanto siempre, pequeño mío, simplemente debes dejar que las cosas pasen.» Le ofreció una bebida a base de la flor «trompeta de ángel» y le dijo: «Hoy vas a soñar con tu futuro.» Y Oldemar soñó – con una casa grande con muros antiguos, con hombres de ojos azules, con tejidos hermosos y cómodas camas. Entonces, el abuelo le dijo: «Ese es tu destino y lo vas a vivir.» Oldemar se formó como guía de la selva, conoció a una profesora suiza, se enamoró de ella y la siguió hasta la calle Gerbergasse de Basilea para incorporarse a un puesto de friegaplatos en un hotel cercano. Todavía se trataba del antiguo «Drei Könige», pero para Oldemar ya estaba claro que el cambio había llegado. Después de la impresionante reforma a la que se sometió este honorable establecimiento entre 2004 y 2006, Oldemar mantuvo su puesto trabajo y recibió el uniforme rojo de los ascensoristas, hecho a medida.