Introducción

Fue en las antiguas ciudades romanas y a lo largo de las rutas comerciales romanas donde el cristianismo se extendió por primera vez en Suiza. Una nueva cristianización tuvo lugar con los monjes errantes en el siglo VII, cuando fundaron varios monasterios.

El papel del cristianismo

El cristianismo llegó por primera vez a Suiza con la soldados romanos. La evidencia escrita más antigua de esto data del siglo IV.
En el año 381, el cristianismo fue declarado la única religión del Imperio Romano. Pequeño iglesias Se construyeron en las ciudades fortificadas y diócesis se establecieron en los principales centros administrativos.
Después de la partida de los romanos, la Suiza occidental siguió siendo cristiana bajo los borgoñones, mientras que los alamanes permanecieron pagano hasta el siglo VII. Sólo San Galo, que acompañó al monje irlandés Columbano a Zúrich y al lago de Constanza, logró convencer a la población al cristianismo. Mientras Columbano se trasladó a Italia, San Galo permaneció en lo que hoy es Suiza oriental (la ciudad de St. Gallen lleva su nombre) y fundó la Abadía de San Galo. Durante este período, se fundaron muchos otros monasterios que se convirtieron en importantes centros de aprendizaje y cultura.
Tanto las diócesis como los monasterios poseían muchas propiedades y, por tanto, también desempeñaron un papel importante en el desarrollo de la agricultura.
La Iglesia también jugó un papel importante en la política. Para fortalecer su poder frente a los nobles locales, los reyes alemanes a menudo regalaban propiedades a monasterios y diócesis para garantizar que éstos mantuvieran una disposición favorable hacia ellos y, gracias a sus propiedades, pudieran ejercer una mayor autoridad.
Los monasterios a menudo se construían en lugares estratégicos, por ejemplo, en carreteras que conducían a puertos alpinos.

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